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Salud

Aceitunas una fuente potencial de probióticos

Por naomi tupper
12 de septiembre de 2012 10:18 UTC

Una nueva investigación publicada en el International Journal of Food Microbiology ha allanado el camino para el uso novedoso de las aceitunas como fuente de probióticos en nuestras dietas.

Los probióticos son las bacterias saludables necesarias para la salud intestinal, equilibrando la flora intestinal y estimulando las funciones protectoras del sistema digestivo. Son esenciales para un intestino sano, particularmente cuando se usa un antibiótico que despoja al sistema digestivo de sus bacterias naturales.

Debido a su administración oral, los probióticos deben ser capaces de resistir el duro entorno físico y químico del tracto gastrointestinal humano, y deben ingerirse en grandes cantidades al día para tener un efecto beneficioso. Como los diferentes probióticos reaccionan de manera diferente en el entorno digestivo, el desafío no es solo introducirlos en el cuerpo, sino también introducir tipos específicos de bacterias que puedan sobrevivir y prosperar en condiciones gastrointestinales muy específicas.

Aunque se considera más comúnmente como un componente funcional de ciertos yogures y productos lácteos, una nueva investigación llevada a cabo en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en España, ahora sugiere que existe la posibilidad de utilizar aceitunas y bacterias presentes en el proceso de fermentación, para introducir estos organismos beneficiosos en nuestros cuerpos.

Las técnicas de microscopía electrónica han demostrado que las bacterias y las levaduras responsables de la fermentación de ciertas aceitunas de mesa españolas se asocian entre sí para formar comunidades conocidas como 'biopelículas'. Anteriormente, se pensaba que estas bacterias dispersadas en la salmuera utilizadas para preservar las aceitunas durante el proceso, sin embargo, los nuevos hallazgos sugieren que, de hecho, el compuesto de biopelícula se forma y permanece en la superficie de la fruta. Se cree que la formación de esta capa microscópica se debe a la alta concentración y disponibilidad de azúcares, aminoácidos, vitaminas y otros nutrientes durante el proceso de fermentación, proporcionando el ambiente ideal para la supervivencia y el crecimiento de estas bacterias.

Una aceituna de la variedad Gordal, por ejemplo, puede tener hasta 100 mil millones de Lactobacilos que residen en su superficie, que se ingieren cuando se consume la aceituna. La naturaleza probiótica de estas cepas bacterianas es ahora objeto de investigación por parte del CSIC, con algunas cepas de bacterias y levaduras ya presentes en la fermentación que exhiben efectos beneficiosos sobre la salud intestinal. También existe la posibilidad de que cepas de bacterias diferentes, deseables y saludables puedan ser utilizadas en el proceso de fermentación, y así ser entregadas al cuerpo a través de las aceitunas.

Debido a sus altos niveles de fibra y antioxidantes, si las aceitunas también pudieran usarse para suministrar probióticos al cuerpo, podrían clasificarse como un alimento funcional. También existe la posibilidad de usos terapéuticos, con investigaciones previas realizadas en aceitunas de mesa portuguesas que indican que varias de las bacterias presentes durante el proceso de fermentación tienen la capacidad de inhibir el crecimiento de Helicobacter pylori, un patógeno humano común que es resistente a un número creciente. de antibióticos. Esto muestra un potencial para que tales probióticos se utilicen como una alternativa antibiótica.

El uso de aceitunas como fuente de probióticos puede ser preferible para quienes no pueden comer lácteos debido a intolerancias o para quienes requieren una dieta saludable para el corazón.



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