La Rioja conserva su patrimonio olivarero para mejorar la producción

El Gobierno de La Rioja está comprometido en un esfuerzo de varios años que persigue la recuperación y preservación de las variedades de olivo autóctonas en un esfuerzo por desarrollar aceites de oliva únicos.

Camino a Santiago desde Los Arcos a Logroño.
Por Rosa Gonzalez-Lamas
31 de octubre de 2018 10:53 UTC
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Camino a Santiago desde Los Arcos a Logroño.

La recuperación y preservación de los indígenas. variedades de aceituna Con miras a ampliar el banco institucional de variedades de La Rioja es el objetivo de una iniciativa plurianual que lleva a cabo el Gobierno de esta Comunidad Española con la colaboración de los olivareros locales.

Para cumplir con este fin, el Gobierno, a través de su Ministerio de Agricultura, Agricultura y Medio Ambiente, ha estado recolectando material vegetal de olivos con rasgos singulares relacionados con la productividad, la edad del olivo, el tipo de variedad de olivo y la resistencia a las enfermedades. Los ejemplares se recogen con la ayuda de los olivareros de La Rioja.

Una vez que se entregan al Ministerio, se analizan las muestras, completando identificaciones genéticas que podrían ayudar a determinar si los árboles tienen rasgos interesantes para el banco. Cuando tal es el caso, las plantas de brotes terminales se obtienen para multiplicarse y preservarse para su posterior examen y selección en Finca La Grajera.

Finca La Grajera es la granja institucional cerca de Logroño donde el Gobierno de La Rioja mantiene cultivos experimentales que son importantes para la Comunidad, como las vides y los olivos. Los olivos se extienden por ocho hectáreas en La Grajera.

El complejo de La Grajera alberga también la bodega institucional de La Rioja y una almazara experimental creada en 2006 para la gestión exclusiva de proyectos de I + D + i sobre los aceites de oliva de La Rioja. La clasificación de las variedades autóctonas de aceituna y el análisis de su comportamiento en cultivos súper intensivos son parte de estos esfuerzos de investigación.

Desde que se inició en 2015 esta iniciativa de recuperación de variedades autóctonas de olivo, se han identificado un centenar de olivos aptos, 74 de los cuales tenían algún material extraído. Esto ayudó a identificar cinco variedades de aceitunas no catalogadas previamente: Picudillo, Negral, Picudo, Aceitunero y Picalaceña-Cirujal. Si bien la presencia de algunos de estos parece estar restringida a un solo lugar, Negral parece haber estado ubicado en un mayor número de municipios. También se han reconocido otras variedades de aceitunas autóctonas de Rioja como Rendondilla, Royuela, Machona o Empeltre. Desde 2007, el banco de germoplasma de La Grajera ha podido recolectar y plantar 141 variedades diferentes de aceituna.

Las variedades indígenas son un vehículo para representar una singularidad que distingue a determinados productos agroalimentarios en un contexto global donde predomina lo homogéneo. En este sentido, la labor de La Grajera ha sido fundamental en la identificación, selección y multiplicación de los productos agroalimentarios riojanos, de los que un buen ejemplo fue Tempranillo Blanco, una variedad de uva muy diferenciada que gracias al minucioso trabajo de La Grajera La década pasada comenzó a florecer entre muchos productores de vino de la comunidad.

El esfuerzo por recuperar las variedades de aceituna busca seguir un camino similar. Se elaborarán aceites de oliva monovarietales para probar su calidad y analizar su comportamiento en cultivos de mayor volumen. La Grajera tiene una dilatada experiencia productora de aceite de oliva y de hecho es la encargada de elaborar los aceites de oliva institucionales del Gobierno de La Rioja.

La preservación de estas variedades de aceitunas autóctonas es esencial para obtener mejores plantas que puedan ayudar al sector de la aceituna de La Rioja a obtener cultivos de aceitunas que sean más rentables y de mayor calidad y distintivos. La Rioja tiene un Denominacion de Origen Protegida, Aceite de La Rioja, constituido en 2004 para proteger los aceites de oliva producidos en esta comunidad, donde la olivicultura es centenaria.

La campaña de este año para recuperar variedades autóctonas se centra en variedades desconocidas o minoritarias que muestran rasgos especiales que pueden contribuir a la mayor calidad y rentabilidad del negocio, y en olivos muy viejos de variedades Redondilla-Redondal y Royuela-Arróniz de diferentes áreas dentro de La Rioja, a completar su selección genética. La campaña durará hasta diciembre 2018.





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