`El ciclo anual del olivo - Olive Oil Times
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Producción

El ciclo anual del olivo

Por Olivarama
27 de diciembre de 2011 13:54 UTC

Como otras plantas, el olivo se rige por un ciclo de desarrollo ligado a las estaciones del año. Así, habiendo pasado el invierno en un profundo estado de letargo, es en primavera, verano y otoño cuando sufre más etapas. Cada uno de ellos dependerá de cómo hayan evolucionado los cogollos.

Mientras que algunos de los brotes que brotan del olivo se convertirán en flores que darán forma al fruto, otros avanzarán hacia el futuro convirtiéndose en los primeros brotes y ramas. Estas ramas, a su vez, generarán nuevos cogollos para que este ciclo esté siempre garantizado.

Este y otros ciclos posteriores se conocen en todo el mundo agrónomo como etapas fenológicas y, como hemos visto, el primero corresponde a la brotación.

En este proceso, el origen de todo se concentra en las yemas que, en realidad, protegen en el futuro una versión reducida latente de las partes superiores del árbol.

En el caso del olivo, estas yemas se ubican en la axila de la hoja, aunque también se pueden encontrar escondidas en la madera más vieja. Desde el momento en que muestran sus primeros signos de actividad, pueden evolucionar en dos direcciones. Así, algunas florecen en un racimo de flores mientras que otras dan vida a un nuevo brote con hojas. Teniendo esta diferencia, decimos que hay yemas florales y vegetativas.

Las diferencias visuales entre los dos son apenas perceptibles cuando están cerrados. Tampoco quedan claros al observar su ubicación en el árbol, ya que ambos tipos eligen un lugar apartado para crecer, exactamente donde la hoja se une a su ramita.

El futuro de estos cogollos dependerá de los diversos mecanismos bioquímicos que se producen justo antes de la llegada del invierno, que analizaremos con más profundidad en próximas ediciones.

Comienza la gemación

En ambos casos, la llegada de la primavera trae consigo un aumento paulatino de las temperaturas y más horas de luz. Esto desencadena el comienzo del proceso de brotación en el árbol. Una vuelta a la vida, ahora que se ha superado el invierno.

Lógicamente, en las regiones más cálidas, este fenómeno se produce antes que en las zonas frías. En España, esta diferencia climática puede ser de hasta dos meses, brotando los primeros olivares a principios de marzo y los últimos a finales de abril.

Cuando comienza este proceso, las yemas abren las hojas nuevas a medida que se extienden sobre el borde exterior, dando lugar al crecimiento de una nueva rama. Debe quedar claro en esta explicación que los árboles crecen a partir de sus brotes y no, como la gente cree popularmente, por "estirando” sus ramas o tronco.

Este crecimiento será más rápido o más lento dependiendo de condiciones tales como la disponibilidad de agua y luz y las condiciones nutricionales y sanitarias. Por eso es de vital importancia que el crecimiento sea suficiente, ya que sobre estas nuevas ramas se desarrollarán otras hojas y otros nuevos brotes, que permitirán al olivo florecer al año siguiente, lo que dará, por tanto, una fructífera cosecha futura.

En esta fase, el patrón de crecimiento de los brotes es siempre el mismo: dos hojas que emergen en direcciones opuestas en cada entrenudo, rotando su ángulo 90º en el siguiente entrenudo.

Variedad cromática como indicador de cambio.

Por otro lado, todos hemos visto que los olivos no se deshojan en invierno. Por el contrario, estos caen paulatina y naturalmente cuando se vuelven amarillos al llegar a los dos o tres años de edad. Este fenómeno se ve más fácilmente en primavera, justo cuando han aparecido suficientes hojas nuevas.

La brotación cambia la apariencia de estos árboles debido a la savia que las raíces empujan hacia sus hojas. Este es un claro signo de vida que oscurece o aclara las hojas como preludio de su siguiente etapa: la floración.


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